Insolación
El palmar sobre la tinta silbando,
lejos de la maldición bajo el alcohol.
Una vez una playa solitaria.
Y burlando la pluma un malecón despintado,
dos brazos anónimos sobre el mar.
¡Tengo un barco! ¡Los demás no tienen nada!,
grita el marinero loco de ron y sal.