Cama de dos estrellas
Ciertos trucos y rabias
comparten nuestra fe,
pero el claroscuro llena
de coral y morfina la sien.
Nos falta el gusto
para los aunque,
aunque un meridiano pasa
bajo nuestras ropas.
Sobre una marea de ecos
nos detenemos a respirar,
caen las cerraduras cansadas
y simulamos una obsesión:
tenemos miedo de doblarnos
y lastimar la última noche.