Caemos
Cuando la lluvia enloquecida del atardecer,
como novia frágil y cuchillo duro del hombre,
arruina su vanidad en tan magnífica caída,
es porque somos más angustias que talentos.
Caemos
Cuando la lluvia enloquecida del atardecer,
como novia frágil y cuchillo duro del hombre,
arruina su vanidad en tan magnífica caída,
es porque somos más angustias que talentos.