Silbando una de jazz rock en el siglo XIX (boceto)
y si la avenida está llena
que corra los riesgos de amamantarnos a todos
por qué está llena de horas y pollos muertos
nada que a nosotros nos sirva
doblaremos en el siguiente charco y la abandonaremos
con nuestros abrigos negros descosidos y cómplices dispuestos
puede ser Buenos Aires o Amsterdam
bueno puede no ser nada que nos sirva ni canales gansos u obeliscos
un momento que pasa por error y nos ataca
probemos suerte en la madrugada o en la siesta
con macetas en la cabeza y pájaros en los brazos
domemos baldosas rotas y dejemos pasar los tranvías
nos podemos llevar a lugares sagrados por diez mangos sagrados
ya rompimos los zapatos ya sacamos chispas ay los nuevos brotes
imagínate si los árboles y los bares caminaran con nosotros
piensa si los viejos nos acompañaran canzonettas y sones en ropa interior
pero no esos viejos de pelucas grises y lentes gruesos gente asustada
llamemos a los barqueros también vámonos a Chicago
o busquemos las orillas de los ríos para agradecerles los vientos en la espalda
a los caracoles por ser tan pacientes como nosotros a las cartas recibidas
cuando la calle tenga hambre nosotros vendremos a saciarla
cualquier esquina cualquier parada no habrá misterios que no recorramos
no habrá puta que no saludemos ni ciego que no ayudemos
toda la ciudad es una calle desierta nuestro hormiguero nuestro orificio de ballena
pensemos en Madrid mientras estamos en Santa Fe río verdoso Gran Vía ruidosa
busquemos a Tom Waits y llevémoslo a emborracharse y después le pedimos un taxi
venguemos al sol caminado bajo la luna con lluvia y niebla
y no tengamos miedo de los autos humeantes a contramano con sus mujeres y hombres inútiles para caminar o rezar
despertemos a los niños y a los perros para que vengan a curiosear
a escuchar las historias de los animales subterráneos ratas y lagartos misterios de la sarna sacra y nocturna silbemos síncopas y coplas populares para despertar a todos
rumbas en el Chaco polkas en Pachuca vayamos una ciudad más si es necesario
infiltrémonos en los ritos de los desconocidos en las solitarias casas abandonadas que nos están esperando seamos agradecidos con los pasos gruesos y las risas exaltadas que nos llegan cómplices a los carajos directo
la calle de la noche callada lo es todo oh los silbidos de los enamorados
la ciudad está lista para que nos perdamos con apenas diez sagrados mangos
cortemos cables cambiemos las direcciones de las casas vayamos hacia abajo y hacia arriba que la subida nos abrace y la bajada nos acueste
durmamos en Berlín soñemos en Bogotá llamemos al maniático de Henry Miller con las plagas de Egipto va a sangrar amarillo
atravesemos atravesemos atravesemos
la calle puede estar saciada pero nos está esperando
aullemos los homenajes para que todos sepan de quienes nos enamoramos en las esquinas pintemos lunares y triángulos para todos Lou Reed nos puede ayudar
y luego corramos como liebres en la niebla en la furia en los fondos en los hígados
en los jardines en las sobras de la necesidad creada
vamos a tirar los zapatos al mar para que ellos también viajen y cuenten en otras orillas
nuestras alucinadas caminatas y volvamos para recoger los zapatos de otros
seamos ruido con fuegos y seamos silencio con nuestras bocas
iluminemos los túneles para guiarnos los mercados nos lo agradecerán por la mañana
hagamos clap clap dum tran tran tran ah ah dum dum y la música saldrá
tomemos riesgos y alcoholes y olores de todas las flores
rimemos cuando podamos y cuando no balbuceemos algún verso robado
por los cactus y por los elogios y por las madres que nos echaron temprano
traigamos a Joni Mitchell para que pinte un cuadro
desde la siesta coronada de ese cielo a contramano hasta la mañana gobernante
la calle despintada con calor ajeno catalogo de los reprobados
después los andamios esqueletos títeres de la física desnuda que no les
importa mojarse conforman pasadizos de desenfreno donde no es posible tocar
los picos de los pájaros pájaros vagos como nosotros
ahí vamos a rendirnos desenterrados del aire volamos pisando ruinas
envueltos en tripas y curvas de oro que nos pesan en el alma
miremos con los ojos bizcos de Mussorgsky caminemos con las patas pesadas del elefante ya somos patas pesadas
apreciemos con la suerte de las nubes que no tienen patria
toquemos la ciudad sin miedo a enfermarnos
Un comentario en “”
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Date: Fri, 22 May 2015 02:04:32 +0000 To: henryartag@hotmail.com